miércoles, 27 de abril de 2011

Historia del niño y la hormiga

el niño estaba tirado sobre la tierra del parque. Era una especie de gravilla espesa e hiriente que con cualquier caida desgarraba enseguida la piel. Frente a sus ojos una hormiga escalaba grano a grano, confundida, errante, poseída del frenesí de quien se halla solo y perdido ante un mundo demasiado grande. De eso se daba cuenta el niño aunque no pudier explicarlo de ninguna forma. Jugó a entorpecer su camino a labrar su miedo interponiendo estratégicamente ramas,hojas secas y cáscaras de pipas. La enterró varias veces para contemplar como resurgía exhausta de entre los resquicios que dejaba la grava, denodadamente tratando de sobrevivir, quizás llegar a alguna parte. Y puede que el niño se preguntara por que tanto empeño, tanta desesperación, con qué último sentido. y con cuanta fuerza pugnaba la vida por continuar. Con precisión de cirujano aplastó una pata, podía sentir el aullido de desesperación, el frenesí multiplicado por escapar. Ŕl era solo un niño y se preguntó por primera vez quizás qué podía significar pars el mundo la minucia de una vida. Le seccionó el abdomen y se dedicó a observar con espíritu casi científico como las dos partes arrancadas de cuajo la una de la otra se retorcían -pero no sentía en realidad su dolor- y convulsionaban espasmódicamente. Entonces escuchó que le llamaban. Era su padren vestido con su camisa marrón. Miró rápidamente hacia arriba y vió que se encendían las farolas. Era tarde. Pero su padre no le riñó. Lo acompañó a casa cogido de la mano. Cenaron sopa. De postre había plátanos o yogur. Cuando se acostó su madre le dio un beso y le dijo que le quería.

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