lunes, 21 de diciembre de 2009

Modelo

Al llegar al aeropuerto, y tras pasar los controles policiales, salió afuera del edificio principal y se encendió un cigarrillo antes de pensar si coger un taxi o llamar a la agencia para que ese mariquita presumido de Johny le viniera a buscar fingiendo que estaba encantado de hacerle un favor para luego andar rezongando con que tenía mucho trabajo ajustando la colección, retocando las fotos o llamando a Cesar a Londres para que nunca le cogieran el teléfono. Fumando quizás demasiado nerviosamente, notaba tras las anchas gafas de la última colección de Guess cómo los hombres le miraban las piernas. Tampoco es plan de ir en bata. Adivinaba lo que le diría Pamela en estos casos, por que se lo repitió varias veces en aquella fiesta de Nueva York donde no paraba de trajinar gin-tonics y esnifar cocaína con el caño de platino que se había comprado la noche pasada. ¿Qué sería de ella? Pasan pilotos, mozos de carga, tripulantes, turistas y otros pasajeros de líneas comerciales. Todos la miraban. Algunos de reojo, distraidamente, pero la mayoría directamente, abriendo mucho los ojos, examinándola de pies a cabez,a, intentando conservarla en el recuerdo. pero ella es demasiado fugaz, demasiado diva como para permanecer en la memoria de alguien por demasiado tiempo. Y a pesar de todo, muy en el fondo de su alma, mientras fuma la última calada y pisa la colilla con sus zapatos de tacón de 800$, se da cuentaa de todo esto. Siente deseos de llamar a Johny, pero decide coger un taxi. Se siente muy cansada.

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