sábado, 19 de septiembre de 2009
Domestic life
Mira Jack, intenta calmarte un poco. Estoy calmado, Joe, solo se me ocurrió desfasar un poco. ¿Nunca has hecho alguna estupidez? La sombra se tiende sobre el asfalto. En la noche , no existen besos que salven mi alma de ceniza. No, Jack, no de ese modo, y sabes que no es el momento. Están aquí Ike con su esposa Hellen, ¿Qué impresión crees que se van a llevar de ti? Y no mueren las palomas que se dejan arañar por la aurora. Tan infecto es este sabor amargo sobre la piel de la mañana. Francamente, Joe, me importa un bledo. Estás borracho, Jack. Estoy como me da la gana, Joe, y te voy a decir algo: todo, todos vosotros, esta mierda de casa y de barrio y de ciudad os podéis hundir en el barro que no voy a llorar. Pero no existe nada más cierto que el vacío en que guardo la piedra oscura de mi corazón. Sus nudosas raíces hundiéndose en la tierra húmeda de mi pecho, enrocándose en mis costillas. Jack, Mary te llevará a casa, mañana cuando te despiertes de la borrachera me llamas. No me pienso ir, Joe, no me pienso ir sin decirte lo que pienso de ti.
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