Puedes mirar al infinito y saber que eres hijo y nieto de reyes, que las sangres de nobles y guerreros, de bellas princesas o de pastoras, de sabios y astutos, de miserables y codiciosos se trenzaron para dar en ti su fruto último. Sin contar la tinta gastada en los tinteros, el sudor que regó los campos, las lágrimas que se perdieron en la lluvia, los sueños que se desvanecieron al amanecer de tantos días, palomas de humo, ceniza, trincheras, acero y voces quebradas. Todo para sobrevivir, para sobresalir, para seguir en pie por encima de las montañas de cadáveres que les precedieron en la vida mundana.
De ahí vienes.
Ahora sal ahí... a defender el pan y la alegría.
2 comentarios:
Gloria, sé que algo te suena a algo.
Muy bueno el texto
Me suena, me suena...
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