lunes, 24 de agosto de 2009

Nocturno #9

La lluvia no cesaba. Puede que todo se fuera como lágrimas en la lluvia, pero ahí seguía él, contemplando las luces de la ciudad en la noche. Hubiera querido que las estrellas fueran sus ojos, pero apenas le quedaba tiempo. Nada que vuelve a la nada sin sombra y sin desvelos. Luego está todo lo demás. Sobre todo el aire, que jamás volverá a ser el mismo que respiraban antes de que se cerraran los grises cerrojos. Los haces de colores se desleían en el pensamiento. ¿Qué nos queda acaso?

Nada que contar. Sguen pasando las nubes por el cielo.

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